De una forma muy general, se puede decir que los medios de cultivo se componen de:
Una fuente de carbono. Normalmente son azúcares sencillos como, por ejemplo, glucosa, lactosa, etc., pero existen también algunos organismos que usan CO2 (en este caso serían autótrofos, al igual que las plantas).
Una fuente de nitrógeno. Se suelen usar proteínas parcialmente hidrolizadas, peptonas. n Otros componentes, como Na+, K+, vitaminas, etc. n
Amortiguadores de pH (soluciones tampón o buffer). Son sustancias que ayudan a mantener el pH del medio de cultivo dentro de un rango adecuado para el crecimiento de los microorganismos. Por ejemplo, suelen usarse como tampones los fosfatos disódicos (Na2HPO4) o monosódicos (NaH2PO4). (Cuevas, s.f.) Existen preparados comerciales (infusiones o extractos) obtenidos a partir de tejidos animales como cerebro, corazón o hígado. Y a veces se usan también fluidos corporales como la sangre animal. Todos estos productos contienen los componentes básicos necesarios para el crecimiento de microorganismos. (EcuRed, 2015)
Es importante tener en cuenta que hay ciertos tipos de microorganismos con requerimientos especiales para su desarrollo, que se añadirán al medio en caso necesario. Un componente importante que permite elaborar medios de cultivo sólidos es el agar, un polisacárido procedente de algas marinas que tiene la particularidad de fundirse en torno a 100 ºC y gelificar alrededor de 40 ºC. Si se tiene en cuenta que los microorganismos cultivados en clínica crecen en torno a 37 ºC, es necesario que el agente gelificante se mantenga sólido a esa temperatura. Otra ventaja que ha hecho del agar el gelificante más adecuado en el cultivo de microorganismos es el escaso número de organismos que tienen capacidad para degradarlo. (Triviño, 2011)
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